Cuenta la leyenda que San Mamés fue un mártir cristiano que fue arrojado a los leones por profesar su fe, y fue capaz de domar a las fieras.
En su honor, fue nombrado el estadio donde juega de local el Athletic Club de Bilbao, y a sus jugadores se les conoce como los leones, en honor a la historia. Y sí, hoy demostraron que son auténticas fieras, fieles solo a su amo, la hinchada rojiblanca que se presentó en “la catedral” para vivir el encuentro ante el Villarreal por los octavos de final de la Copa del Rey.
Ernesto Valverde puso en cancha a un equipo mixto, pensando en el encuentro por La Liga en el Sánchez-Pizjuán ante el Sevilla del próximo sábado.
El arquero titular fue Iago Herrera, habitual suplente de Gorka Iraizoz. Aduriz, el goleador del equipo inició en el banco de suplentes. Su posición en la cancha fue ocupada por “el demonio vasco”, Iker Muniain, quien jugó su primer partido como titular tras recuperarse de la rotura de ligamento cruzado que lo alejó de las canchas por 258 días.
Pero el onceno de Marcelino García comenzó pegando primero. Leo Baptistao, puso a navegar al submarino amarillo por aguas tranquilas con su anotación.
El gol en contra generó el desespero de los leones, que con más ímpetu que fútbol lucharon por el empate, y ante el desorden del equipo local, los visitantes aumentaron el marcador antes del final del primer tiempo con un gol de Samuel.
El descanso sirvió para que Valverde organizara su manada, que desde el primer minuto de la segunda mitad, mostro un juego más organizado sin perder su hambre de gol.
Las modificaciones dieron sus frutos, rápidamente Iñaki Williams puso el descuento que levanto de nuevo al público.
Con el 1 a 2, el entrenador local tomó la decisión de poner en cancha al rey de la catedral. Aduriz entró como un león hambriento, y con solo segundos en la cancha, estuvo a punto de marcar con un cabezazo que se fue cerca del palo izquierdo de la portería de Barbosa.
El arquero argentino al servicio del Villarreal, poco pudo hacer ante el hambre de gol de Aduriz, el delantero que sigue fino no falló ante la portería tras una asistencia de Raúl García. Gol que puso a naufragar al submarino.
Con el 2 a 2 el equipo visitante empezó a retroceder líneas, buscando irse de San Mamés con un empate. Pero la euforia de la catedral, contagió a los jugadores rojiblancos que no estaban dispuestos a dejar que su rival se llevara un valioso empate de tierras vascas.
Y fue el francés Aymeric Laporte quien sentenció el encuentro a favor del Athletic. 3 a 2, remontada épica de los leones en San Mamés que ahora piensan en su visita al Sevilla.
Jairo Castillo
@jairocastillo88