Soporífero partido en el Vicente Calderón para cerrar la jornada dominical en la Liga BBVA. Atlético de Madrid y Villarreal prometían emociones fuertes para la noche en la ribera del Manzanares pero todo se quedó en un ‘bluf’.
Contar un partido así es muy difícil. El aliciente de Fernando Torres como titular le daba vida al encuentro en la previa. La gente comentaba en los bares de los aledaños las alineaciones y el buen partido que iban a ver minutos después al coloso rojiblanco. Bufandas, banderas, el kit completo llevaban los aficionados colchoneros y la ilusión de mantenerse con opciones en la liga y de distanciarse del vecino de Concha Espina.
Los dos técnicos, Diego Pablo Simeone y Marcelino, eran otro de los ingredientes principales del plato fuerte de la jornada. Dos grande técnicos capaces de sacar el 100% de cualquier futbolista al que tocan con su varita. En esta ocasión, el capitán del Submarino ganó la partida.
Normalmente en una noche de febrero, a orillas del río más famoso de Madrid, es congelante, pero hoy hasta el clima acompañaba para que se viera un buen espectáculo. La gente entraba al feudo rojiblanco con tardanza por las medidas de seguridad en los accesos y por lo bien que se estaba tomando algo en las terrazas. Como si ya se oliera algo.
Llegaron las diez y media de la noche y se vacío el estadio a ritmo ágil, sin comentarios. La afición se fue a sus casas pensando, suponemos, que la liga se les había escapado, que Torres está más cuesta abajo que nunca y que unos hombres de amarillo habían sido capaces de frenar toda la potente maquinaria de Ortega, Burgos y compañía.
Ni un ruido más alto que otro. Se fueron pensando en cenar, poner la televisión e irse a la cama. Mañana se irán a la oficina y todo seguirá igual, bueno con dos puntos menos respecto al líder. Es como si no hubiera habido partido en el Vicente Calderón.
Juan Lorenzana Prieto
@juanlp91