El encanto por la pelota, el manejo de la misma, el incansable acto de amor hacia una esfera de color anaranjado que suele rozar unas mallas de color blanco. Suele, en el caso del que estamos hablando, es decir muy poco. Los Golden State, o la banda de Stephen Curry, como prefieran llamarlos, siguen con su idilio con los dioses, aunque todavía no han conseguido llegar al Olimpo.
Y llegaron los Warriors a Massachusets. Lo que les faltaba por conquistar era el Garden, y no precisamente el Madison Square. Los dorados de California visitaban a los ecologistas Celtics. Unos buscaban seguir encontrando el oro en la mina de Oakland. Los otros, proteger el medio ambiente ya que los vientos que soplan desde el oeste, parecen contaminados de baloncesto. El TD Garden de Boston siempre ha sido como la mejor, o peor, según se mire, plaza italiana para ganarte el pan. Y es que, si hay un lugar al que no se quiere ir a jugarse, ya sea una racha o el más grande de los anillos, es en el verde del parquet de los pelo rojizos.
La primera mitad fue igualada, como se hacía presagiar. Stephen Curry, seguía manteniendo el atino en los tiros de tres y unos números globales camino del triple doble. El rey del baile de fin de curso del año pasado, Andre Iguodala seguía siendo discreto en las notas, pero efectivo de cara al grupo. Siempre aportando en todas las facetas del juego, sin destacar en nada en especial. El aplicado Draymond Green estuvo sobresaliente en anotación en esta primera mitad, igualando al más popular en puntos encestados, pero sin el mismo glamour. Las fotos, ya sabemos quien se las lleva.
Don Stephen, apodado por mí, “Showtime” Curry, estaba más fallón de lo habitual en tiros de campo. Los Celtics se resistían a sucumbir a la hegemonía dorada tirando de orgullo como es habitual. Con un gran Olynyk, los verdes seguían creyendo en lo que parece ya un milagro, ganar a los guerreros. Los californianos empezaron de nuevo su particular recreo y Curry se quiso autorregalar puntos en víspera de Navidad, aunque esto vale para cualquier época del año. El showman y el aplicado se movieron en dígitos sobrehumanos. Ambos casi llegan al triple doble acabado el tiempo reglamentario. Empate a 103 y se nos fue el partido al primer tiempo extra.
Por no aburrirles, el overtime tuvo destacado el duelo Olynyk vs Curry, que para hacer buena la frase de “dormir es de cobardes”, mandaron el encuentro a la segunda prórroga. En este segundo duelo fuera de lo establecido, se produjo un ida y vuelta de canastas con la consiguiente suma en estadísticas de Stephen y de Draymond que rozaron los dobles dígitos en tres apartados. Los Warriors suman y siguen, camino del Olimpo, que por si no lo hemos dicho, está en 33 victorias. Están a cinco de igualarlo. Bravo guerreros.
Juan Lorenzana Prieto
@juanlp91