
Una torrencial lluvia acompañó al encuentro entre el Manchester United y el Sheffield United en el Old Trafford.
El partido correspondiente a la FA Cup, poco a poco se contagió del mal clima, y se tornó gris como las nubes que cubrieron la tarde de fútbol en Inglaterra.
A pesar que los diablos rojos fueron los dueños de pelota con más del 70% de la posesión, no lograron imponer el dominio en el marcador en la primera parte.
Las oportunidades de gol fueron escasas y provocaron más de un bostezo y pestañeo entre los asistentes al teatro de los sueños.
Para el segundo tiempo, los diablos rojos trataron de romper la férrea defensa de su rival por medio de centros. Buscando a su gigante Fellaini. El belga no pudo ganarle a los centrales del Sheffield, a los que seguramente le salieron chichones y sufren de una fuerte jaqueca por despejar una y otra vez los centros elevados de Rooney y compañía.
Van Gaal al ver que sus bombardeos al campo rival no eran efectivos decidió enviar a la cancha a Lingard y a su con patriota Memphis Depay. En lugar de los españoles Ander Herrera y Juan Mata.
El ex PSV, en la primera pelota que tocó, puso a sufrir al arquero Long con un disparo que salió desviado por centímetros.
El Sheffield, que actualmente milita en la segunda división inglesa. Y que en sus 127 años de historia ha sido campeón en una ocasión de la Liga (1897/1898), no tuvo ningún reparo en bajar líneas y defenderse con sus once jugadores en propio campo.
El gol, la difícil misión del Manchester United parecía imposible ante las dos líneas de 5, que gran parte de la segunda mitad propuso su rival.
La opción más clara de gol que tuvieron los diablos rojos, fue a 4 minutos del final, en un centro de Andreas Herrera que Martial estrelló en la humanidad del defensor Bayford.
Cuando todo parecía que quedaría en tablas. El árbitro pitó una pena máxima a favor del United. Falta inexistente de Collins sobre Depay, y que el capitán rojo Wayne Rooney transformó en el gol de la victoria.