El derbi ha vuelto a la ciudad condal. Los enfrentamientos entre Espanyol y Barcelona siempre han estado marcados por una notable diferencia de calidad, aunque la rivalidad y la pasión se solían mantener intactas. De años para aquí, había perdido algo de esto, pero ha bastado una chispa para volver a encender a las dos aficiones y contagiar a ambas plantillas.
El enfrentamiento de liga del pasado fin de semana ya dejó vistas de que algo había cambiado. El conjunto de Galca intentó por todos los medios frenar al Fútbol Club Barcelona. Algo parecido aunque en menor medida a lo que propuso Simeone cuando llegó al club rojiblanco. Eso les funcionó. Sabido es por todos que a un equipo como el Barça es muy difícil jugarle de tu a tu y encima sacar algo positivo. Por eso se buscan otras fórmulas, como la del “otro fútbol”. La provocación, el rascar tobillo, el no dejar pensar, el parar el juego con continuas faltas, etc. Y eso le desquicia al Barcelona. Así fue que en encuentro del fin de semana acabó con un 0-0 que deja muy a las claras lo que estamos hablando.
Ayer se enfrentaban de nuevo en Copa del Rey y los ánimos estaban muy caldeados. Más todavía cuando Caicedo adelantó a los pericos en el minuto 8. La eliminatoria se ponía cuesta arriba para los azulgrana, así que el de siempre decidió intervenir. Fue así como cinco minutos más tarde Leo Messi enviaba el balón a la red. Empate a uno y la gente más encendida que nunca. Al filo del descanso ya sabemos la historia. Falta al borde del área y de nuevo Messi, el pequeño demonio, hizo el 2-1 con un libre directo magistral marca de la casa. Los blanquiazules se enrabietaron aún más y la tomaban con cualquier filigrana que intentara Neymar, principalmente. El partido estaba muy caliente y Piqué hizo el tercero al poco de la reanudación. Nervios a flor de piel en los visitantes, pero el Barça tampoco rechazaba lo propuesto y se metía en todos los líos cada vez que había ocasión. Neymar hizo el cuarto tras una pared con Messi para casi finiquitar la eliminatoria.
Terminado el partido, en el túnel siguió la bronca. Cuentan que algunos jugadores del Barcelona esperaron a los rivales para increparles y recordarles quien manda aquí. El resultado de 4-1, en otro contexto, sería casi definitivo, pero el partido de vuelta en Cornellá ya viene incendiado y encima cada jugador sea de uno u otro equipo, echa más gasolina. Por eso no vamos a dar nada por hecho porque los 90 minutos restantes van a ser una guerra. Cornellá –El Prat espera la resolución, va a ser un volcán a punto de entrar en erupción, si es que no lo está ya.
Juan Lorenzana Prieto
@juanlp91
Vuelven los deebys de los 90 así si
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