EL REAL MADRID FRENA AL OLYMPIACOS: 84-72

Se repetía la final del año pasado y de hace tres años, pero esta vez dentro del Top16. Los dos equipos llegaban al partido empatados con dos victorias y las mismas derrotas cada uno. Además, el Madrid venía de perder de la forma más dolorosa ante el eterno rival, que le endosó una canasta sobre la bocina. Los griegos, por su parte, venían de caer en Kaunas por más de veinte puntos.

Olympiacos es un equipo a la italiana, pero en baloncesto. El carácter competitivo griego

es inigualable y el Madrid lo empezó a notar desde el salto inicial. También son un equipo que juega a pocos puntos y durante el primer cuarto lo consiguieron. 17-19 y pocas veces, por no decir ninguna, pudieron correr los blancos. Un dato lo refleja todo: Tan solo lanzaron dos triples en los primeros diez minutos de partido, algo que casi es un milagro para el equipo de Laso.

Con el encuentro al ritmo que quería Spanoulis y compañía, a pesar de que el extraordinario base solo llevaba 1 punto, Pablo Laso paró el partido con 29-33. Surtió efecto. Tal fue así que el Madrid endureció la defensa y `pudo por fin correr y circular. Un parcial de 12-2 ponía el luminoso en 41-35 al descanso.

La reanudación comenzaba con la misma tónica, sin grandes diferencias y con el juego muy lento. Pero ahí apareció el comandante, Sergio el “Chacho” Rodríguez para reventar el encuentro. Dos triples consecutivos, uno de ellos desde Valdebebas, enloquecieron al Palacio y ponía el +11. Sergio Llull no quería ser menos y volvió a acariciar la red con otro lanzamiento de larga distancia. Terminaba el tercer cuarto con 63-48, los merengues habían conseguido romper el partido en trozitos.

El último periodo lo controló a la perfección el conjunto local. Seguían sin aparecer ni Spanoulis ni Printezis en los griegos, por la buena defensa exterior de Sergio Llull y de Taylor cuando estaba en cancha sobre el director de juego, lo que facilitaba las cosas. Aunque nunca te puedes fiar de los helenos, que en dos ocasiones metieron el miedo en el cuerpo a la marea blanca. Sin embargo, Sergio Llull volvió a aparecer con el enésimo triple imposible casi dese media cancha a tablero. Todo el público tenía ganas de pronunciar la famosa frase de “game over”, pero nadie se atrevía., todavía no se fiaban. De nuevo el superhéroe, el “increíble Llull” se colocó en la esquina y enchufó otro triple antológico. 19 puntos de diferencia eran muchos, incluso para los del Pireo. Importante era mantener esa ventaja por un posible basket average al final, pero finalmente fue una buena renta, 84-72 de cara a un posible desempate. Un público enloquecido y un equipo que recobra sensaciones de cara a las próximas jornadas de la máxima competición europea. Ha vuelto el campeón.

Juan Lorenzana Prieto

@juanlp91

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