
AFP
La bandera se extendió desde temprano. El cubil estuvo listo con muchas horas de anticipación, como adelanto a lo que sería una larga y dura jornada. Nuestro propio viacrucis. El calvario no se terminó por comprender, no hubo ascenso al cielo –ni a nada que se le parezca- y la resurrección estuvo cerca de consumarse al tercer minuto después de la muerte. La selección peruana reeditó, una vez más, su propia crucifixión en las Eliminatorias sudamericanas, tras empatar en Lima 2 a 2 frente a Venezuela.
Del papelón no la salva nadie, pero de evitar la derrota lo hizo Raúl Ruidíaz, delantero de 1.69m de estatura que en 30 minutos solo realizó 10 toques con el balón: uno fue asistencia y el otro fue gol. En ambos casos, de cabeza. Lo mejor llegó en envase pequeño.
Hasta cuatro situaciones claras para abrir el marcador tuvo Perú en la primera parte, pero los de Ricardo Gareca no supieron concretarlas. Entonces, una de las más antiguas profecías del fútbol cayó: “goles que no haces, goles que te hacen”. Y así fue.
El demérito de uno se transformó en el mérito del otro. Rómulo Otero y Mikel Villanueva, a los 31 y 56 respectivamente, adelantaron a la selección venezolana, que con poco se estaba llevando todo de Lima. Y totalmente merecido.
Los ‘pesados’ peruanos nunca aparecieron. Claudio Pizarro se quedó en Bremen; Jefferson Farfán, irreconocible; Juan Manuel Vargas, intermitente; y Paolo Guerrero, salvando con un tanto una pálida actuación.
Gareca echó mano de los jugadores del medio local. La dupla del club Universitario de Deportes al campo: Edison Flores y Raúl Ruidíaz. Este último se alzó como figura, primero al asistir a Guerrero para el 1-2 sobre los 60 minutos, y luego para marcar el 2 a 2 tras asistencia del primero, cuando se jugaba el último minuto de tiempo añadido.
Para festejar, poco o nada. Ni para Venezuela, que apenas suma un punto en cinco fechas, y menos para Perú, que lo único que ha conseguido es prolongar su estado de coma. Los ‘Incas’ visitan a Uruguay en la siguiente jornada, mientas que la ‘Vinotinto’ recibe a Chile. Casi nada.
Luis Miranda Vargas