Dentro del Estadio Defensores del Chaco de la ciudad de Asunción se ha vivido un vibrante duelo entre Paraguay y Brasil. Al inicio de esta jornada, ambos se encontraban con ocho puntos, empatados respectivamente en quinto y cuarto sitio en la carrera de CONMEBOL por llegar a la zona de boletaje con rumbo a Rusia 2018.
Los dirigidos por Ramón Díaz transformaron la localía en valor y coraje puro, corriendo la milla y poco más tanto defendiendo como atacando, plantando cara al Brasil de Dunga que se presentaba sin su dorsal mágico número diez y que por momentos dentro de la eliminatoria demuestra que lo único fuerte que su equipo posee es el peso de la camiseta.
Ochenta minutos fueron un absoluto concierto albirrojo de juego ofensivo con llegadas por todo lo ancho del último cuarto de cancha rival que convirtió toda línea de Brasil en auténtico confeti. Durante la primera media hora de juego, Alisson, el meta brasileño, sacó con manos y pies cuanta cubetada de agua pudo de un barco que se hundía rápidamente, toda vez que Brasil no encontraba forma constante de inquietar de manera importante a los locales.
Tanto fue el cántaro al agua que terminó por romperse. El primer gol vino por la banda izquierda producto de una diagonal de Edgar Benítez que recorrió gran parte del área grande, pasando de Roque Santa Cruz con propósito para encontrar a Darío Lezcano, quien no dudó en ponerle la firma con la pierna derecha para hacer estallar al estadio.
Al ’49, la dupla Santa Cruz-Benítez complicó más las cosas para la “canarinha” e invitó al club de las pifias defensivas a toda la zaga defensiva. Roque con un movimiento desarmó a Filipe Luis, Miranda y Gil, seguido por el “pájaro” quien selló la obra con una recepción dirigida que sembró a Dani Alves y lo dejó mano a mano contra el arquero que poco pudo hacer para evitar la caída de su marco y evitar el segundo gol en contra.
Paraguay no bajó los brazos en el intento por fulminar al gigante dormido que tenía en frente con otro gol que ampliara más la diferencia en el marcador, luchó y se brindó hasta el final por sacar los tres puntos que los pusiera en lo alto de la tabla, pero en dos movimientos de la varita mágica brasileña, la suerte le dio la espalda a los albirrojos.
Como salido de otro partido, el resultado dio un vuelco digno de la ciencia ficción. Al ’79 el arquero Villar concedió un rebote luego de un disparo desde fuera del área bañado con los rayos gamma de los botines de “Hulk”, que fue bien aprovechado por Ricardo Oliveira para comenzar a maquinar un final epopéyico.
Al ’92, más de una quijada de los presentes en el estadio estrelló el suelo de donde se encontraban parados. Brasil encontró el empate, sacudió algo de polvo del orgullo arrastrado durante la noche e impidió que los locales celebraran una victoria como en el pasado andar de las eliminatorias rumbo a la Copa del Mundo. Willian encontró a Dani Alves ingresando al área, sirvió para éste quien culminó la jugada con disparo hacia el fondo de las redes, que silenció por completo al coloso y recordó a todos que a Brasil nunca se le debe dar por muerto.
Sergio Domínguez
@Corey_Cohen